La Vida, Obra y Teología de los Hermanos Wesley
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Resumen
Podemos ver el gran aporte de una Teología Wesleyana que invade todas las áreas de la vida del ser humano, el ser integral. La piedad nace de nuestra fe en la persona de Jesucristo de quien testifica todas las Escrituras y se expande a todo nuestro ser y moldea nuestros afectos a medida que maduramos en la dependencia hacia él, recordando que es su justicia la que nos da paz para con Dios (Romanos 5:1). Es en la justicia de Cristo que podemos ser libres para amar. Y cuando falle la mente, los conceptos complicados, las emociones que suelen desestabilizarse con la falta de lucidez y todo lo demás, tendremos al alcance a un amigo, nuestro Señor Jesús, quien nos llama a recordar sus hechos grandiosos dentro de la historia, de los cuales dan testimonio las Escrituras. Rescato que la santidad está en el amor al prójimo fundamentado en el amor inquebrantable que Dios tiene por cada uno de nosotros en particular. También podemos aprender esta simple pero profunda verdad: la teología es una relación con Dios, conocerlo a él y no solo sobre él. Con respecto a los fallos que encuentro en la teología wesleyana, encuentro peligros si la balanza se inclina a centrarse solo en experiencias espirituales y depender de estas para saber si se está en buenas relaciones con Dios. Esto, si es llevado al extremo puede conducir a una búsqueda de emociones más que una relación seria y madura con Dios que lleve al creyente al crecimiento para ser de ayuda a los que lo rodean. Recordemos que las emociones son estímulos centrados en uno mismo, si uno basa su amor en lo que siente pues no estaría amando realmente sino buscando un beneficio personal para llevar a cabo sus deberes. El amor todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, el amor nunca deja de ser como dice 1 Corintios 13. Cuando falla la mente, cuando falla el ánimo, la fidelidad de Dios permanece y su gracia nos rescata desde las profundidades de la muerte.